Cooperativismo y perspectiva de género

Mediante el desarrollo de proyectos productivos del sector social de la economía, se consolidan mecanismos para la participación de las mujeres en las economías locales, estatales y nacionales. El papel de la mujer es sumamente importante en la toma de decisiones y la generación de riqueza y solidez financiera en las cooperativas, y también para el bienestar común. El cooperativismo debe entenderse como un movimiento económico e ideológico basado en principios y valores que promueven la equidad y la justicia social, mismos que se reflejan en el quehacer y procesos productivos de las organizaciones sociales que se constituyen legalmente como sociedades cooperativas. Sin embargo, no están exentas de desigualdades entre hombres y mujeres, por lo que se debe trabajar en generar mecanismos que reduzcan las brechas salariales y ocupacionales (cargos o comisiones dentro de las cooperativas). Lo anterior, cobra sentido entre las constantes acciones realizadas principalmente por mujeres dentro de las sociedades cooperativas, en las que se ha alzado la voz y se ha exigido que todas las voces sean escuchadas, por ello, pensar el cooperativismo, el trabajo de las sociedades cooperativas y el quehacer cotidiano desde una perspectiva de género permite visibilizar las desigualdades y trabajar en ello para erradicarlas. Es importante retomar las experiencias de las y los cooperativistas desde la perspectiva de género, para lograr una mejor comprensión de cómo el cooperativismo puede integrar las diferencias de género, económicas, relaciones étnicas entre otras.

En el caso de Puebla existen experiencias de gran valor, en las que mujeres cooperativistas han generado estrategias para enfrentar las diversas violencias que se ejercen contra ellas. Uno de estos casos es el de la cooperativa Masehual Siuamej Mosenyolchicauani, cuyas socias decidieron organizarse tras identificar violencias por parte de los compañeros cooperativistas. Tal como lo relatan en su libro “Hilando nuestras historias. El camino recorrido hacia una vida digna” en las asambleas no escuchaban sus propuestas, su participación era poco valorada y, quienes dirigían y controlaban los proyectos en la cooperativa eran en su mayoría hombres.

Esto llevó a las mujeres a tomar la decisión de separarse de la cooperativa en la que estaban “participando” y así conformar la propia. Los procesos reflexivos de los que parten estas mujeres, permiten que se conciba una manera diferente y necesaria de vivir el cooperativismo. Por lo tanto, es importante poder formar cooperativas partiendo del reconocimiento de la diversidad de voces, personas, condiciones sociales y sobre todo de la participación de mujeres.

En este sentido, debe reconocerse la pluralidad entre mujeres y hombres, y reconocer su participación en las cooperativas desde una perspectiva interseccional e inclusiva.

En el caso de Puebla existen experiencias | Cooperativismo y perspectiva de género

Referencias:

Masehual Siuamej Mosenyolchicauani. (2016). Hilando nuestras historias. El camino recorrido hacia una vida digna. México.

Videos complementarios:

Puebla cooperativa