Cooperativismo y perspectiva de género

La Ley General para la Inclusión de Personas con Discapacidad, establece en su artículo 11, que la Secretaría del Trabajo y Previsión Social y homólogos estatales deberán promover el derecho al trabajo y empleo de las personas con discapacidad en igualdad de oportunidades y equidad, que les otorgue certeza en su desarrollo personal, social y laboral. Para tal efecto, las cooperativas y su labor social incluyente, cobra una enorme relevancia en la generación de igualdad de oportunidades. Las cooperativas a través de sus principios y valores se configuran una herramienta para promover la igualdad de trato y no discriminación, ya que fomentan el acceso a trabajo digno, sin distinción alguna. El Estado de Puebla cuenta con una gran riqueza cultural; diversidad de tradiciones y una enorme vocación productiva. El cooperativismo desarrolla su identidad a partir de valores éticos y morales, concretamente, uno de los principios básicos es la ayuda mutua, en un marco de confianza, solidaridad y la alianza fraterna para resolver necesidades colectivas, fortaleciendo la organización comunitaria. La igualdad también como valor cooperativo, establece que nadie puede ser tratado de modo preferente en la cooperativa, mientras que la equidad se expresa en el cooperativismo como justicia ejercida como sentimiento de rectitud natural para el equilibrio social. Las personas con discapacidad tienen el derecho de acceder a un empleo que dignifique sus labores productivas, las cooperativas, suponen una herramienta para conseguir este objetivo, mediante la organización social que eleva los niveles de calidad de vida de las personas involucradas, fortaleciendo el tejido social y generando sentidos de pertenencia comunitarios, de manera equitativa y sin espacio para la discriminación por barreras físicas o de salud. Apoyo a Personas con Discapacidad

En el caso de Puebla existen experiencias de gran valor, en las que mujeres cooperativistas han generado estrategias para enfrentar las diversas violencias que se ejercen contra ellas. Uno de estos casos es el de la cooperativa Masehual Siuamej Mosenyolchicauani, cuyas socias decidieron organizarse tras identificar violencias por parte de los compañeros cooperativistas. Tal como lo relatan en su libro “Hilando nuestras historias. El camino recorrido hacia una vida digna” en las asambleas no escuchaban sus propuestas, su participación era poco valorada y, quienes dirigían y controlaban los proyectos en la cooperativa eran en su mayoría hombres.

Esto llevó a las mujeres a tomar la decisión de separarse de la cooperativa en la que estaban “participando” y así conformar la propia. Los procesos reflexivos de los que parten estas mujeres, permiten que se conciba una manera diferente y necesaria de vivir el cooperativismo. Por lo tanto, es importante poder formar cooperativas partiendo del reconocimiento de la diversidad de voces, personas, condiciones sociales y sobre todo de la participación de mujeres.

En este sentido, debe reconocerse la pluralidad entre mujeres y hombres, y reconocer su participación en las cooperativas desde una perspectiva interseccional e inclusiva.

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Referencias:

Masehual Siuamej Mosenyolchicauani. (2016). Hilando nuestras historias. El camino recorrido hacia una vida digna. México.

Videos complementarios:

Puebla cooperativa