Cooperativismo y perspectiva de género

Las cooperativas impulsan el desarrollo económico de todas las comunidades en donde tengan sede. En lo particular, se asume la autonomía de los pueblos indígenas y se consolidan al sector social de la economía, como fuente para dignificar empleos y elevar la calidad de vida de las personas indígenas, respetando, sus usos y costumbres, sus ideas y tradiciones y su autonomía. La Cooperativa en su carácter de asociación autónoma de personas unidas voluntariamente, busca satisfacer las necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales de sus participantes, contando con una gestión democrática que da apertura al diálogo y la suma de ideas, ofreciendo una oportunidad a los pueblos indígenas de generar fuentes de trabajo sostenible, decente y participativo. Por eso, las cooperativas contribuyen al reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas, a través de la generación de empleo decente, con las mismas oportunidades para mujeres como para hombres, reduciendo así la pobreza, marginación y exclusión de los pueblos indígenas. Evitando así que migren a las grandes urbes y se integren a las filas del trabajo informal y precario. Además, las cooperativas se fundan en la organización solidaria y en valores de ayuda mutua, autorresponsabilidad, democracia, igualdad, equidad y solidaridad, entre otros. Valores que no son ajenos a la vida de los pueblos indígenas. Dichos valores contribuyen a la cohesión social de los pueblos indígenas, a mantener y proteger su cultura y especialmente a recuperar sus territorios y recursos. La conformación de Cooperativas en los lugares de origen de los pueblos indígenas, evita que migren hacia las ciudades o poblaciones más grandes, así mismo, generan procesos de decisión, formación, así como la inclusión socioeconómica. Generando el desarrollo local en sus comunidades e integrándose a los mercados, con capacidad de negociar los precios de los productos y los servicios. Ya que el modelo económico neoliberal pone en una situación precaria a los pueblos indígenas, con inseguridad en cuanto a los medios de subsistencia, fuentes de trabajo, situación socioeconómica, el limitado acceso a los mercados y créditos, falta de atención y reconocimiento de los conocimientos tradicionales. La forma en la cual los pueblos indígenas han enfrentado dicha situación, ha sido abandonando sus lugares de origen, migrando mayormente hacia zonas urbanas más pobladas. Incorporándose en el mercado informal de la economía (como vendedores callejeros o trabajadores domésticos), o bien, en trabajo asalariado (ocasional en granjas y plantaciones, en el sector de la construcción) donde el empleo suele ser precario y sin ninguna protección social. En este marco de ideas, la Secretaría de Trabajo del Gobierno del Estado de Puebla promueve la formación y constitución de Sociedades Cooperativas para el bienestar de todas y todo, con el objetivo de generar empleos dignos, elevar la calidad de vida de los habitantes y fortalecer las economías comunitarias. Apoyo a Comunidades indígenas Pueblos Indígenas en el Cooperativismo

En el caso de Puebla existen experiencias de gran valor, en las que mujeres cooperativistas han generado estrategias para enfrentar las diversas violencias que se ejercen contra ellas. Uno de estos casos es el de la cooperativa Masehual Siuamej Mosenyolchicauani, cuyas socias decidieron organizarse tras identificar violencias por parte de los compañeros cooperativistas. Tal como lo relatan en su libro “Hilando nuestras historias. El camino recorrido hacia una vida digna” en las asambleas no escuchaban sus propuestas, su participación era poco valorada y, quienes dirigían y controlaban los proyectos en la cooperativa eran en su mayoría hombres.

Esto llevó a las mujeres a tomar la decisión de separarse de la cooperativa en la que estaban “participando” y así conformar la propia. Los procesos reflexivos de los que parten estas mujeres, permiten que se conciba una manera diferente y necesaria de vivir el cooperativismo. Por lo tanto, es importante poder formar cooperativas partiendo del reconocimiento de la diversidad de voces, personas, condiciones sociales y sobre todo de la participación de mujeres.

En este sentido, debe reconocerse la pluralidad entre mujeres y hombres, y reconocer su participación en las cooperativas desde una perspectiva interseccional e inclusiva.

En el caso de Puebla existen experiencias | Cooperativismo y perspectiva de género

Referencias:

Masehual Siuamej Mosenyolchicauani. (2016). Hilando nuestras historias. El camino recorrido hacia una vida digna. México.

Videos complementarios:

Puebla cooperativa