Cooperativismo y perspectiva de género

Miércoles, 27 Abril 2022 15:51

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Las empresas sociales son formas de negocios que contribuyen en mantener el buen vivir de las personas y el entorno que las integran, de manera que puedan ofrecer productos y servicios en pro de los demás. Su principal enfoque es la solución de problemáticas que afectan de manera directa a la sociedad como, por ejemplo la desigualdad económica, la violencia, inequidad, la contaminación y afectación del medio ambiente entre otros. Las empresas sociales también generan oportunidades laborales que ayudan a que más personas de la población económicamente activa se puedan incorporar al mercado de trabajo. Pero sobre todo son una buena oportunidad de negocio, es decir deben ser rentables. Esto significa que se espera que generen utilidades o beneficios para que resulten sostenibles en el mediano y largo plazo. Los principales valores que impulsan el funcionamiento de las empresas sociales son: Solidaridad Las organizaciones sociales operan como unidades de negocio que manejan valores como la solidaridad dentro y fuera de la organización. La solidaridad permite el apoyo de ciertas causas o intereses sociales, particularmente, cuando esos problemas pueden ser difíciles de resolver. Compromiso con los trabajadores Otro valor importante es el compromiso que se mantiene con los trabajadores que forman parte de la empresa. Esto establece una serie responsabilidades que la empresa asume frente a sus trabajadores.Los trabajadores, aparte de tener esos derechos, también se comprometen con la empresa para el logro de los objetivos de una manera conjunta, que se convierten en la razón de ser de la organización. Sostenibilidad Por último, está el valor de la sostenibilidad, el cual se refiere no solo a la sostenibilidad en términos de que la empresa genere ganancias, sino que se logre la productividad y eficiencia a lo largo del tiempo.
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En el caso de Puebla existen experiencias de gran valor, en las que mujeres cooperativistas han generado estrategias para enfrentar las diversas violencias que se ejercen contra ellas. Uno de estos casos es el de la cooperativa Masehual Siuamej Mosenyolchicauani, cuyas socias decidieron organizarse tras identificar violencias por parte de los compañeros cooperativistas. Tal como lo relatan en su libro “Hilando nuestras historias. El camino recorrido hacia una vida digna” en las asambleas no escuchaban sus propuestas, su participación era poco valorada y, quienes dirigían y controlaban los proyectos en la cooperativa eran en su mayoría hombres.

Esto llevó a las mujeres a tomar la decisión de separarse de la cooperativa en la que estaban “participando” y así conformar la propia. Los procesos reflexivos de los que parten estas mujeres, permiten que se conciba una manera diferente y necesaria de vivir el cooperativismo. Por lo tanto, es importante poder formar cooperativas partiendo del reconocimiento de la diversidad de voces, personas, condiciones sociales y sobre todo de la participación de mujeres.

En este sentido, debe reconocerse la pluralidad entre mujeres y hombres, y reconocer su participación en las cooperativas desde una perspectiva interseccional e inclusiva.

En el caso de Puebla existen experiencias | Cooperativismo y perspectiva de género

Referencias:

Masehual Siuamej Mosenyolchicauani. (2016). Hilando nuestras historias. El camino recorrido hacia una vida digna. México.

Videos complementarios:

Puebla cooperativa